ALGO CURIOSO HA
OCURRIDO EN EL CAMINO DE TeTeBA
La cátedra ‘Técnicas teatrales
para el ejercicio del rol docente’, del Inst. Sup. del Profesorado “Dr. Joaquín
V. González”, pasó casi por un viraje circunstancial a convertirse en una
especie de Teatro Universitario del nivel Terciario. Es decir, una compañía de
teatro no profesional, con formación de actores y producciones teatrales
abiertas a la comunidad.
Al poco tiempo de asumir su
Director actual, año 1995, el ‘grupo de teatro’ fue invitado a participar de un
Congreso de Filosofía en la Institución, y las resultantes de su presentación
con la novela “Constantino Paleologo” de Nikos Katzanzakis, adaptada para
escena, alcanzó tales repercusiones que luego sobrevinieron distintos convites
(a Jornadas, a un Simposio sobre Shakespeare, a la Feria del libro, etc.).
Comenzó así su serie prolífica de
montajes que en la actualidad alcanza el número de cuarenta. Incluso la
Asociación Iberoamericana de Teatro Universitario (AIATU) invitó a la compañía
a tres de sus Congresos Internacionales, nombrando a Gustavo Manzanal
Secretario de la misma.
Luego de dieciséis años, la
gestión de autoridades de ese momento (2011) consideró que estaban dadas las
condiciones para que el trabajo se desplegara con una integración capaz de
llegar al resto de los Profesorados, creando una entidad a la que se decidió
llamar descriptivamente TeTeBA (TEATRO TERCIARIO DE BUENOS AIRES), también como
homenaje a lo que fuera el TUBA (Teatro Universitario de Bs. As.) que dejara de
existir en plena dictadura.
Se elevaron los antecedentes a la
Dirección de Formación Docente y, tras algunos compases del trámite, se declaró
la actividad de INTERÉS EDUCATIVO, con lo cual podría decirse se adquirió una
personería jurídica para actuar de modo independiente. De cualquier forma, ese
modo no era más que ofrecerle al resto de los Institutos un espacio creativo
para los alumnos de sus carreras, a través del cual además se pudiera accionar
de manera conjunta sobre temáticas ad hoc, asuntos de interés, materiales
destacados y problemáticas tratables teatralmente.
Se hizo una presentación formal
al CESGE, que reúne a los Rectores de todos los Institutos, aclarando que la
sede central seguiría siendo el Auditorio del Subsuelo del Joaquín pero que eso
no obstaba que se hicieran funciones para las distintas comunidades educativas
en los Salones de Actos de cada una, en sus Aulas Magnas, o donde se destinara
conveniente. No hubo una buena recepción por parte de las autoridades de ese
entonces, como si no fuese atractivo ni útil tener un Centro Dramático en
común. De hecho sólo el IES 2 “Mariano Acosta”, tal vez por la pertenencia de
Manzanal a su personal docente, no sólo se interesó sino que destinó las horas
de su Seminario Integral de Teatro para actividades ligadas con TeTeBA (así su
Profesor a cargo, Diego Solari, fue ‘oficialmente’ nombrado subdirector). Aquí
cabe aclararse que los únicos fondos que permitieron a lo largo del tiempo el
desarrollo de la tarea es el estipendio por horas cátedras que cobra el Director
como perteneciente a la planta funcional del Joaquín (también las distintas
gestiones consiguieron pequeños aportes de la Asociación Cooperadora para un
mínimo equipamiento de luces y algún mobiliario).
Recién en 2015, con motivo de
cumplir TeTeBA 20 años de trabajo, y habiéndose ofrecido un espectáculo preciso
en gira, que obraba como material por los festejos, algunos Institutos programaron
su presentación en sus edificios y fue que “Quijote encadenado” se realizó, amablemente
recibido, en el Normal 2, el 3, el 6, en el ISPEE, en la Media con especialidad
en Teatro y en algunos sindicatos que se sumaron a la propuesta, como UTE y
LYF.
Pero irónicamente comenzó, más
allá de los logros y lo satisfactorio de lo realizado y los beneplácitos de
todo aquel que se haya asomado a cualquiera de las producciones, un derrotero
algo sinuoso que puso en relativo jaque la estructura creada (casi como si se
tratase de un Frankenstein que se distorsiona en sus propios fundamentos):
lentamente el Joaquín dejó de sentirlo como una actividad inherente a su marco
natural (efectivamente TeTeBA dejó de ser aquel ‘teatro del Joaquín’, para
extender sus alcances), y fue desinteresándose de sus acciones (no se apuntan
aquí cuestiones ajenas que pueden haber alentado estos desmanejos, atendibles y
hasta legítimas cuestiones -en los días que corren, sin ir más lejos, la
amenaza que se cierne sobre todos los Institutos desde el Estado-, sino que se
toman de manera concreta aquellas cosas que hacen a la existencia o no de una
entidad con funcionamiento, con apoyo y con derivaciones); la Dirección Gral.,
después de aquel despacho declarativo y bastante rimbombante, jamás volvió a
manifestar ningún miramiento ni mucho menos hizo aporte alguno en ningún
sentido (más allá del acompañamiento personal que siempre brindó Hebe García
-quien fuera autoridad de tal Repartición-, asistiendo a cada espectáculo con alegría
y generosidad); el resto de los Institutos nunca procuró difundir la actividad,
de modo que sus alumnos se interesaran por concurrir a clases, encuentros o también
funciones (el público cautivo de las presentaciones tetebanas no ha sido claramente
genuino de las carreras de formación docente).
O sea, TeTeBA quedó en la propia
encrucijada construida por imperio de su accionar desinteresado: no ser de
nadie para ser de todos. Ofrecerse. Producir.
Ahí está su blog
(teteba.blogspot.com.ar), que testimonia cada paso dado (dossiers de Seminarios
dictados, fotografías, videos, exposiciones, invitaciones); ahí está su nutrido
archivo con todos los programas de mano, afiches, bandas sonoras, registro de
todas y cada una de las presentaciones, más de 8000 fotografías (de clases,
charlas, ensayos, funciones); ahí está su libro ‘Libretos tetebanos’, que
contiene varios de los textos abordados (publicado con fondos propios surgidos
de los aportes voluntarios de los integrantes); ahí está su film ‘Los
aficcionados’, largometraje producido por un centenar de individualidades
reunidas, sobre las problemáticas de la creación y los estados de conciencia.
Pero principalmente ahí están los más de dos mil estudiantes que han cosechado
experiencias ricas en su seno y que se mantienen ligados de distintas maneras a
la historia de TeTeBA pero también a su presente.
En estos momentos, de
inestabilidad absoluta en la Educación Pública, TeTeBA no es la excepción. Pero
su inestabilidad tiene una diferencia: los mismos actores que están en peligro
(Instituciones, docentes, alumnos, personal en gral.) lo ponen en peligro con
la indiferencia y el destrato, tal vez inconsciente, tal vez con algún grado de
justificación desconocida -habría que ver-, y lo que empezó siendo una oferta
movilizadora se diluye como una actividad solitaria y sin consenso. Tal vez se
esté a tiempo de reparar esa injusticia a la luz de las dificultades que tiene
en la Educación la persistencia de cualquier accionar colectivo. Éste lo
ostenta con creces.
Gustavo Manzanal, Noviembre
de 2018