domingo, 21 de abril de 2024

A PROPÓSITO DE FILMAR EN UN EDIFICIO HISTÓRICO (¡Y LA TEATRALIDAD A SUS ANCHAS!)


 Más allá del excelente trabajo que hemos realizado durante este mes y medio desde que nos juntamos todas las partes del proyecto, quiero detenerme en un aspecto mágico que nos ha sobrevolado y que se me ocurre es el que deja huella inevitable. La teatralidad. ¿En que consistió? Bien, por ese edificio han pasado miles y miles de personas a lo largo de 150 años. Yo mismo me adjudico una buena porción de experiencia en él ya que ingresé por primera vez hace más de 55 (más de un tercio). Pero nadie se ha adueñado como nosotros de las circunstancias que le obedecen: nadie ‘enterró’ a un ser querido, injustamente tratado, como lo hizo nuestra Antígona en sus jardines, nadie develó el futuro entre sus ungüentos como lo hicieron nuestras tres brujitas candorosas en medio del matorral, nadie se conmovió y asustó entre sus pasillos como nuestra peonada, nadie dictó órdenes de vida y muerte como el Don Facundo de nuestra versión, entrando y saliendo de aulas vacías o rellanos iluminados por la naturaleza, nadie se escondió detrás de una puerta para escaparle a los dimes y diretes como esta Carmen nuestra, nadie revivió un amor de infancia como lo hizo serio y compenetrado nuestro Lisandro mientras ingresaba a una especie de teatro ganado al tiempo y a lo monumental del contexto. Yo mismo me descubrí entre catacumbas que había pisado sin notarlo, adquirí noción de la grandiosidad casi desértica del patio mayor, me subyugaron los balcones del Aula Magna como nunca lo habían hecho. ¡Todo esto nos lo ha dado la Teatralidad! Esto que construimos nos unirá para siempre detrás de los murmullos que rodeen a nuestra “Antígona del Acosta”, pero mucho más en la memoria que nos ha crecido en exclusiva y en los registros del propio cuerpo vívido y vivido entre las paredes de semejante museo viviente.