domingo, 4 de noviembre de 2018

PESE A TODO EL TRABAJO Y TODOS LOS LOGROS...


ALGO CURIOSO HA OCURRIDO EN EL CAMINO DE TeTeBA

La cátedra ‘Técnicas teatrales para el ejercicio del rol docente’, del Inst. Sup. del Profesorado “Dr. Joaquín V. González”, pasó casi por un viraje circunstancial a convertirse en una especie de Teatro Universitario del nivel Terciario. Es decir, una compañía de teatro no profesional, con formación de actores y producciones teatrales abiertas a la comunidad.
Al poco tiempo de asumir su Director actual, año 1995, el ‘grupo de teatro’ fue invitado a participar de un Congreso de Filosofía en la Institución, y las resultantes de su presentación con la novela “Constantino Paleologo” de Nikos Katzanzakis, adaptada para escena, alcanzó tales repercusiones que luego sobrevinieron distintos convites (a Jornadas, a un Simposio sobre Shakespeare, a la Feria del libro, etc.).
Comenzó así su serie prolífica de montajes que en la actualidad alcanza el número de cuarenta. Incluso la Asociación Iberoamericana de Teatro Universitario (AIATU) invitó a la compañía a tres de sus Congresos Internacionales, nombrando a Gustavo Manzanal Secretario de la misma.
Luego de dieciséis años, la gestión de autoridades de ese momento (2011) consideró que estaban dadas las condiciones para que el trabajo se desplegara con una integración capaz de llegar al resto de los Profesorados, creando una entidad a la que se decidió llamar descriptivamente TeTeBA (TEATRO TERCIARIO DE BUENOS AIRES), también como homenaje a lo que fuera el TUBA (Teatro Universitario de Bs. As.) que dejara de existir en plena dictadura.
Se elevaron los antecedentes a la Dirección de Formación Docente y, tras algunos compases del trámite, se declaró la actividad de INTERÉS EDUCATIVO, con lo cual podría decirse se adquirió una personería jurídica para actuar de modo independiente. De cualquier forma, ese modo no era más que ofrecerle al resto de los Institutos un espacio creativo para los alumnos de sus carreras, a través del cual además se pudiera accionar de manera conjunta sobre temáticas ad hoc, asuntos de interés, materiales destacados y problemáticas tratables teatralmente.
Se hizo una presentación formal al CESGE, que reúne a los Rectores de todos los Institutos, aclarando que la sede central seguiría siendo el Auditorio del Subsuelo del Joaquín pero que eso no obstaba que se hicieran funciones para las distintas comunidades educativas en los Salones de Actos de cada una, en sus Aulas Magnas, o donde se destinara conveniente. No hubo una buena recepción por parte de las autoridades de ese entonces, como si no fuese atractivo ni útil tener un Centro Dramático en común. De hecho sólo el IES 2 “Mariano Acosta”, tal vez por la pertenencia de Manzanal a su personal docente, no sólo se interesó sino que destinó las horas de su Seminario Integral de Teatro para actividades ligadas con TeTeBA (así su Profesor a cargo, Diego Solari, fue ‘oficialmente’ nombrado subdirector). Aquí cabe aclararse que los únicos fondos que permitieron a lo largo del tiempo el desarrollo de la tarea es el estipendio por horas cátedras que cobra el Director como perteneciente a la planta funcional del Joaquín (también las distintas gestiones consiguieron pequeños aportes de la Asociación Cooperadora para un mínimo equipamiento de luces y algún mobiliario).
Recién en 2015, con motivo de cumplir TeTeBA 20 años de trabajo, y habiéndose ofrecido un espectáculo preciso en gira, que obraba como material por los festejos, algunos Institutos programaron su presentación en sus edificios y fue que “Quijote encadenado” se realizó, amablemente recibido, en el Normal 2, el 3, el 6, en el ISPEE, en la Media con especialidad en Teatro y en algunos sindicatos que se sumaron a la propuesta, como UTE y LYF.
Pero irónicamente comenzó, más allá de los logros y lo satisfactorio de lo realizado y los beneplácitos de todo aquel que se haya asomado a cualquiera de las producciones, un derrotero algo sinuoso que puso en relativo jaque la estructura creada (casi como si se tratase de un Frankenstein que se distorsiona en sus propios fundamentos): lentamente el Joaquín dejó de sentirlo como una actividad inherente a su marco natural (efectivamente TeTeBA dejó de ser aquel ‘teatro del Joaquín’, para extender sus alcances), y fue desinteresándose de sus acciones (no se apuntan aquí cuestiones ajenas que pueden haber alentado estos desmanejos, atendibles y hasta legítimas cuestiones -en los días que corren, sin ir más lejos, la amenaza que se cierne sobre todos los Institutos desde el Estado-, sino que se toman de manera concreta aquellas cosas que hacen a la existencia o no de una entidad con funcionamiento, con apoyo y con derivaciones); la Dirección Gral., después de aquel despacho declarativo y bastante rimbombante, jamás volvió a manifestar ningún miramiento ni mucho menos hizo aporte alguno en ningún sentido (más allá del acompañamiento personal que siempre brindó Hebe García -quien fuera autoridad de tal Repartición-, asistiendo a cada espectáculo con alegría y generosidad); el resto de los Institutos nunca procuró difundir la actividad, de modo que sus alumnos se interesaran por concurrir a clases, encuentros o también funciones (el público cautivo de las presentaciones tetebanas no ha sido claramente genuino de las carreras de formación docente).
O sea, TeTeBA quedó en la propia encrucijada construida por imperio de su accionar desinteresado: no ser de nadie para ser de todos. Ofrecerse. Producir.
Ahí está su blog (teteba.blogspot.com.ar), que testimonia cada paso dado (dossiers de Seminarios dictados, fotografías, videos, exposiciones, invitaciones); ahí está su nutrido archivo con todos los programas de mano, afiches, bandas sonoras, registro de todas y cada una de las presentaciones, más de 8000 fotografías (de clases, charlas, ensayos, funciones); ahí está su libro ‘Libretos tetebanos’, que contiene varios de los textos abordados (publicado con fondos propios surgidos de los aportes voluntarios de los integrantes); ahí está su film ‘Los aficcionados’, largometraje producido por un centenar de individualidades reunidas, sobre las problemáticas de la creación y los estados de conciencia. Pero principalmente ahí están los más de dos mil estudiantes que han cosechado experiencias ricas en su seno y que se mantienen ligados de distintas maneras a la historia de TeTeBA pero también a su presente.
En estos momentos, de inestabilidad absoluta en la Educación Pública, TeTeBA no es la excepción. Pero su inestabilidad tiene una diferencia: los mismos actores que están en peligro (Instituciones, docentes, alumnos, personal en gral.) lo ponen en peligro con la indiferencia y el destrato, tal vez inconsciente, tal vez con algún grado de justificación desconocida -habría que ver-, y lo que empezó siendo una oferta movilizadora se diluye como una actividad solitaria y sin consenso. Tal vez se esté a tiempo de reparar esa injusticia a la luz de las dificultades que tiene en la Educación la persistencia de cualquier accionar colectivo. Éste lo ostenta con creces.
Gustavo Manzanal, Noviembre de 2018